sábado, 28 de mayo de 2011

AÑO 2041. DOMENICUS, GUÍA DE INTELIGENCIA COLECTIVA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ

AÑO 2041. DOMENICUS, GUÍA DE INTELIGENCIA COLECTIVA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ

Son las 7.15 de la mañana. Domenicus se despierta después de una plácida noche de sueño en su cápsula de descanso. La cápsula funciona por levitación magnética. Unos poderosos imanes generan un campo magnético que mantiene la cama en flotación sin necesidad de apoyos. La sensación de descansar sobre el vacío le ha proporcionado a Domenicus una placentera sensación esa noche. La cápsula consta de dos colchones separados cuya temperatura puede controlar Domenicus a su antojo. Además, ha podido seleccionar el grado de humedad relativa y la secuencia de ventilación del habitáculo. En la cabecera tiene un dispositivo que detecta sus propios ronquidos e inmediatamente le eleva la cabeza dos grados para que los sonidos cesen. Apagados los ronquidos, el dispositivo le devuelve la cabeza a su posición original. Una aplicación ha ido monitorizando los movimientos de su cuerpo y su respiración durante la noche, y después de 30 días de observación, le ha dado consejos para dormir mejor. Mientras se despereza, Domenicus acciona un botón que hace emerger cuatro postes de altavoces, creando un sistema de sonido envolvente con subwoofer incluidos.

Le vence la pereza, pero Domenicus finalmente consigue levantarse. Se dirige a la cocina y decide cuál será su desayuno de hoy. Ha programado su máquina expendedora de desayunos para dotarle de un estado nutricional óptimo a lo largo de toda la semana, proporcionándole los nutrientes esenciales para su organismo: minerales, carbohidratos, las 24 vitaminas, los 18 aminoácidos necesarios y los 9 aminoácidos esenciales; vitaminas antioxidantes A, C y E, nutrientes de bajo contenido en grasa y calorías, bajos en sodio y con las fibras necesarias para ayudarle a hacer una buena digestión.

Sin embargo, Domenicus se siente esta mañana hambriento. Ayer se acostó sin cenar y decide que hoy disfrutará de un desayuno continental. Activa el botón “desayuno continental” y en apenas cinco minutos una bandeja emerge del interior de la máquina con zumo de naranja natural, una mini baguete con beicon y queso, croissants crujientes y café con leche.

Mientras desayuna, Domenicus se coloca el casco provisto de visor espacial y visualiza el informativo de la mañana. Linda, la presentadora de “JJNEWS” aparece en la cocina de Domenicus y le narra los acontecimientos noticiosos del día. El visor espacial y el sistema informático le ofrecen una visión directa de Linda en un entorno físico con apariencia real.

Acabado el desayuno, Domenicus se ducha y se pesa en la balanza online, que informa diariamente al médico nutricionista, a través de un chat automático, de la evolución de su peso. Después se viste y se dirige hacia su coche, aparcado bajo el suelo del jardín sobre una plataforma hidráulica que se activa mediante la teledetección de su ADN. El coche de Domenicus es un automóvil eléctrico de tres ruedas, una delantera y dos traseras, cada una de ellas movida por un motor eléctrico. Su diseño está inspirado en una aeronave supersónica. Funciona con baterías de iones de litio muy pequeñas y compactas, que Domenicus extrajo anoche fácilmente y cargó durante la noche en su casa. Las lunas del coche contienen cristal líquido fotosensible. Esta mañana hace un sol radiante y las lunas se han oscurecido de inmediato al detectar las condiciones lumínicas ambientales. El coche de Domenicus tiene la capacidad de conducción automática; así que decide ir leyendo sus tablets camino al trabajo.

Domenicus es guía de inteligencia colectiva en temas históricos en la Universidad de Alcalá de Henares, un punto tridimensional cuyas coordenadas son: Sistema solar, Vía Láctea (δ: 4,19*1016; φ: 1967*E19; ω 3547*J23). Hoy irá con sus alumnos al Museo Pedagógico “Facultad de Documentación” para poner en funcionamiento y estudiar unas vetustas máquinas con procesadores de sílex. Domenicus intentará que sus alumnos conozcan algo de estas primitivas máquinas, cuya tosca concepción hacía complicadísimo su manejo. Se llamaban ordenadores de sobremesa. Por estas máquinas corría, por ejemplo, un primitivo engendro programacional denominado “Word”, herramienta equivalente al primitivo hacha de mano defectuosa en los primeros homínidos.

Una alumna interroga a Domenicus acerca de las contraseñas del tipo “iL220tuq”. Domenicus le explica que el ancestral uso de estas contraseñas obedecía a que los usuarios, al sentarse delante las máquinas, temían enfrentarse a una fuerza oscura, a una amenaza innombrable, a un “tabú” que podía atraer maldiciones sobre aquel que se atreviera a hablar abiertamente de ello, y que se trataba de un típico comportamiento de las mentalidades primitivas de principios del siglo XXI. Por razones no bien conocidas –pero que podrían tener que ver con prácticas de canibalismo en red– los perfiles de usuario se fagocitaban y era preciso inventar continuamente nuevos usuarios y contraseñas. En este tipo de “rituales sangrientos”, el monitor o la torre del ordenador podrían funcionar como sustitutos del tótem. Ahora, afortunadamente, contamos con la teledetección de ADN del usuario y el correspondiente Documento Internacional de Privilegios de Acceso (DIPA).

Domenicus les explica también que en aquella misma Facultad existían entonces unos primitivos métodos de enseñanza denominados “Master”. Los alumnos eran obligados a congregarse en primarias asociaciones llamadas “grupos de trabajo”, en los que, tras las berreas necesarias para elegir un miembro alfa o “coordinador de grupo”, procedían a ejecutar una contradanza de ejercicios, correcciones, revisiones y contrarrevisiones con un ritmo descoyuntante y espasmódico. Existían también las figuras del “Coordinador del Master” y “Profesor del Master”. La misión principal de éstos era ejercer su autoridad imponiendo trabajos forzosos a los demás. Secundariamente también podían realizar tareas útiles pero, eso sí, de baja intensidad, como la de vigilar la correcta realización de los trabajos. Lo que Domenicus no ha conseguido explicar a sus alumnos es por qué en este tipo de rituales existía la extraña costumbre de firmar.

Concluida su jornada de trabajo, Domenicus coge de nuevo su coche y se dirige al supermercado. Al llegar, toma un carro inteligente e introduce su Documento de Privilegios de Acceso. De inmediato, se activa la pantalla colocada en el carro y le da la bienvenida. En la pantalla aparecen las ofertas personalizadas para Domenicus. Una aplicación ha ido analizando su historial de compras y qué productos puede desear como cliente habitual. Domenicus recorre los lineales de la tienda y va comprando todo lo necesario para la semana. Según va colocando los productos en el carro, un recuadro de la pantalla le indica la fecha de caducidad, los componentes del producto, el lugar de fabricación, el espacio cúbico que ocupara en su frigorífico o en su despensa, el precio del artículo seleccionado y la suma acumulada de las compras que está realizando. Finalizada la compra, Domenicus se dirige al área de embolsado automático, retira su DIPA y el total de la compra se carga automáticamente en la tarjeta de crédito vinculada a su Documento de Privilegios de Acceso. Finalmente, una estación de control verifica que Domenicus ha pagado todos los artículos.

Satisfecho por la rapidez de su compra, Domenicus se dirige al Pub Xenon, donde ha quedado citado con su novia y algunos amigos para tomar unas cervezas al final de la jornada. Al entrar al pub, Domenicus presencia un hecho inesperado. Una niña es arrebatada de la mano de su madre por dos encapuchados. La niña es violentamente introducida en un coche que sale a gran velocidad. Domenicus ha podido fotografiar a los encapuchados y al vehículo a través de su dispositivo móvil. Envía la imagen al centro policial más cercano marcando el código 091. Éste detecta automáticamente las coordenadas gps desde las que ha sido enviado el mensaje. De inmediato, el centro policial lanza un detector aéreo con geolocalizador capaz de seguir al vehículo en vuelo. Afortunadamente, los delincuentes han sido localizados y el teledetector los seguirá hasta el lugar en que se detengan.

Contento por su acción solidaria contra el delito, Domenicus entra en el pub y continúa la tarde con su novia y sus amigos compartiendo unas cervezas frescas y unas tapas. Desde su propia mesa, Domenicus y sus amigos trasmiten a la cocina del pub, mediante una pantalla táctil, las bebidas y tapas que desean tomar. Serán cuatro Mahou. El centro de control de consumo de Mahou recibe en ese momento un mensaje que le indica el número de cervezas consumido, el nombre y localización del pub, el stock de cerveza del pub y la fecha aproximada de reposición de mercancía. Nuevamente, la tarjeta de crédito vinculada al DIPA de Domenicus, le cargará el importe en su cuenta corriente.

Ha sido una jornada intensa y Domenicus desea retirarse a descansar. Así que se despide de sus acompañantes y regresa a casa con la satisfacción de haber aprovechado bien su día.

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